El Programa Familia Misionera nació a finales del año 1989.  Veamos cómo lo relatan sus gestores:
Uno de esos días en que sólo se hablaba de violencia, pérdida de valores, jóvenes desorientados, descomposición social a todo nivel, varias familias nos preguntamos…

Como familia ¿en qué podemos ayudar concretamente? ¿Qué será lo que Dios pide a nuestras familias?

Reflexionamos y asumimos a la luz de la Encíclica Familiaris Consortio de su santidad Juan Pablo II, que la familia tiene un papel muy importante y definitivo: “CONSTRUIR UNA VERDADERA COMUNIDAD INTIMA DE VIDA Y AMOR” y ayudar a otras familias a que también lo sean.  Fue así cuando empezamos a trabajar con otras familias también inquietas por la situación de la familia.  Inició un buen número de familias dedicando tiempo después del laboral a su formación bajo la orientación del P. Julio Daniel Botía Aponte, Director Nacional de las O.M.P. en ese tiempo.  

Comenzamos primero por “el ser” y luego por “el hacer”.   En la medida que se aprendía lo hacíamos vida y lo compartíamos a otras familias y qué enriquecimiento y experiencia tan maravillosa.  Hoy somos un buen número de Familias Misioneras y Animadoras en varios lugares de nuestro país y en otros países especialmente de América latina y el Caribe.  Asumimos y nos concientizamos de las palabras de su santidad Juan Pablo II “LA FAMILIA ES MISIONERA O NO ES FAMILIA CRISTIANA”.  Celebramos en el 2009 los veinte años de servicios misioneros y en ella nos propusimos para el año 2014 tener un Encuentro Continental de Familias Misioneras, con motivo de sus veinticinco años de existencia.
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